Museo del duende
Aquí te hablaremos un poco de algunos relatos que tienen en el museo, de como es que son los duendes y lo que cada uno puede hacer.
¿Cómo son los duendes?
La mayoría de las personas expresan de su apariencia de la siguiente manera:
- Chamaquitos parecidos a niños, aunque no lo son.
- De estatura entre 20 a 70 centímetros.
- Gorditos.
- De cara bonita.
- Cachetones.
- El color de su piel varia, según cada uno.
- Unos con cabellos al hombro, otros con cortes como de peluquería.
Se visten de acuerdo a la ocasión:
- De charritos con botonadura plateada y sombrero
- Pantalón negro y camisa blanca
- Con paliacate al cuello
- De minerito con casquito, lamparita y overall.
Otras personas se refieren a ellos como seres de aproximadamente 20 a 30 centímetros de altura.
Nadie me ha dicho que sean viejitos con largas barbas o que usen vestimentas raras o extravagan¬tes, sólo una vez un niño me dijo: "llevaba un cucurucho en la cabeza color verde".
Nunca se les ha visto con la ropa sucia o el cabello desalineado. Sólo un duende fue identificado como feo, con "dientotes" y de apariencia desagradable. Este ser le hizo pasar un mal rato a quien me lo contó, pues sintió que se burlaba de él. ¿Acaso esto significa que los buenos son limpios y bien vestidos, y los malos, sucios y feos, tal como se identifica a los trolls
Las personas que montan a caballo saben que algunas veces, cuando se cabalga en el campo o por la calle, de repente el caballo se asusta y rehúsa continuar, cambia abrupta-mente de dirección o decide no pasar por ahí y simplemente darse la vuelta; otras veces sólo pasa por ese lugar si otro caballo -más valiente- se pone delante de él. También en un grupo, no sólo se asusta uno, sino que lo hacen todos, y entonces hay que cambiar de vereda. Sé que cuando un jinete se lo propone, logra hacer pasar a su caballo aplicando buenos cuartazos, además del uso de las espuelas, métodos que no nos agrada utilizar. Teniendo en mente todo esto, siempre me pregunto: ¿qué vio o qué presintió?
En algunos lugares del bosque, donde hay muchas hojas y ramas secas en el suelo, posiblemente hayan visto una serpiente (o imaginan verla), pero hay lugares donde el ojo humano no puede ver claramente. Esto les pasa también a los perros y a los gatos en nuestra casa, ven cosas que uno no puede ver. Los gatos se erizan, hacen un maullido raro y salen corriendo. Los perros empiezan a ladrar en el jardín o en un rincón de la casa con los pelos parados dirigiéndose hacía algo que uno no puede ver. Y no puedo decir que estén locos o haciendo un teatrito, aquí también hay que tener en cuenta que la sensibilidad óptica es diferente entre humanos y animales, por eso no podemos ver lo que ellos ven. Te invito a leer algunos relatos sobre estos extraordinarios seres.
Maria de los Angeles Mejia S. Huasca Dic. 2004 Aquella noche que hicimos lunada en agosto de 1994, El Duende Mayor del grupo que encontramos en el bosque nos dijo: Nosotros vivimos alejados de ustedes porque cuando nos aparecemos nos agreden, son malos con nosotros. No nos gusta como se comportan, no entendemos porque su mundo siendo tan maravilloso los estan echando a perder poco a poco con tanta violencia, envidia y maldad, donde están todos contra todos, no saben compartir, no conocen la verdadera amistad. Nosotros somos unidos y pacificos, la gente nos confunde, no todos los Duendes somos iguales, no todos vivimos en el mismo mundo y no todos hacen daño, el hecho que no nos manifestemos, que muy poca gente nos ve, que no cree que existimos, es porque así es preferible, no nos gusta la agresión ni las malas palabras que tan frecuentemente usan. ATALO "Cuando tenía como 17 años me dio por venir al rancho a pasar unas semanas en el mes de octubre. Me gustaba montar y lo hacía todos los días. Yo mismo me encargaba de peinar la crin de la yegua, -era una Apalusa- y cada día era igual. Un día antes la había cepillado y la encontraba en la mañana con las trenzas, a veces una, a veces tres. No pensaba que podían ser los duendes, pero estaba seguro que los trabajadores del rancho no le iban a hacer estas trenzas, a veces de tres gajos, a veces de dos. Las de tres eran como las que se hacen las mujeres, las de dos eran diferentes, no te puedo decir cómo estaban hechas, pero era un problema deshacerlas. Lo que sí tenía que hacer, era cortar el amarre que consistía en una o dos cerdas muy apretadas, después de usar tijeras para esto, deshacía toda la trenza con mucho cuidado. ¿Quién la hizo?, me preguntaba enojado cada mañana, porque no había día que la yegua amaneciera con la crin sin trenzas".
FIDEL
Estaba Fidel trabajando en su milpa con una pala, cuando vio a tres de estos chamacos, desnudos, de aproximadamente unos 60 centímetros de altura, quienes estaban jugando al borde de la barranca de varios metros de profundidad. Fidel pensó que lo que hacían los niños era una imprudencia y, en vez de regañarlos, los insultó con palabrotas. Ellos fueron hacia él, le quitaron la pala, y con la misma lo golpearon.
OLGA
OIga me platicó que en rancho Alegre han encontrado trenzas muy enmarañadas y, lamentablemente, no me han podido regalar ninguna. A veces los mismos duendes las destejen en el transcurso de 24 horas. Según Olga, una noche, a una yegua que no se dejaba tocar por ellos porque era muy arisca, la oyeron relinchar muy fuerte y los cuidadores se levantaron de sus camas para ver qué sucedía. Estaba tan oscuro que no vieron absolutamente nada, sin embargo, a la mañana siguiente la yegua tenía en la frente una cortada profunda, como de ocho centímetros de largo, de varillazo o machetazo. Catarino, un compañero de trabajo del rancho la curó, posteriormente sus dueños la cambiaron por otra.
En esa misma reunión, Olga me comentó que una niña de nombre Isabel, vio en la noche a dos duendes, uno montado con la cara hacia la grupa y el otro jalando a la yegua.
RUBEN
Cuando Rubén tenía siete años jugaba a las canicas y al trompo con los duendes. "Eran seres de aproximadamente 60 centímetros de altura, jugaba con ellos en el patio o cerca de un álamo plateado; por la tarde también lo hacía con la pelota, aventándoselas desde una de caballeriza hasta un árbol que estaba a unos ocho metros de distancia; esto sucedió durante tres meses". Las canicas con las que se divertían eran de Rubén, y el duende le preguntaba que cuándo volvía para jugar con él. Ese duende vestía pantalón largo, verde y una gorrita del mismo color en pico, como cucurucho, y camisa blanca.
Durante la noche, entre las diez y las once, los duendes jugaban en la casa de servicio con unos botes de pintura vacíos de cuatro litros, tocándolos como si fueran tambores y no dejaban dormir. Una mañana, encontraron el mechudo trenzado y lo tuvieron que tirar a la basura. A la muñeca de una niña de nombre María de los Ángeles, la dejaron sin cabello, y a ella misma, en el "cuarto de armas" (un bungalow que está en la misma propiedad), hace como tres o cuatro meses le pellizcaron la nalga, motivo por el cual corrió a llorar con su mamá, quien comprobó que se le veía el pellizco en la piel.
Dirección: Carretera Huasca - Tulancingo Km 2.5, San Miguel Regla, 43500 Huasca, Hidalgo
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario